Juan Manuel Parada llega con su Invasión a México

Luego del exitoso lanzamiento de su libro de cuentos La Invasión y otros breves movimientos en el mercado venezolano, el escritor y político Juan Manuel Parada rompe fronteras y llega a territorio mexicano de la mano de Dogma Ediciones, liderada por el poeta e intelectual Iván Cruz, Gracias a la gestión de su editor Dannybal Reyes, representante de la Agencia Literaria del Sur.

Acá la nota de contraportada que le escribiera el también poeta y docente mexicano Francisco Trejo.

La invasión y otros breves movimientos, por medio de Dogma Editorial, llega a territorio mexicano, como un venturoso alcorce hacia la narrativa venezolana actual, heredera de Quiroga, Monterroso, García Márquez, Ibargüengoitia y, sobre todo, de Rulfo. Su autor, Juan Manuel Parada (Yaritagua, 1980), toca el acordeón de la prosa con oficio y acierto, irreverencia e ironía, para relatar la vida de diferentes subjetividades —precarias en la mayoría de los casos: obreros y campesinos, periodistas y payasos, delincuentes y suicidas, sátrapas y militares decadentes—, porque es conocedor de la historia de su pueblo, tan parecida a la de cualquiera de los países de Latinoamérica. Este libro, centauro vehemente, cabalga por las crudezas de la realidad y mueve las verdades del mundo con la sutileza de la ficción; unas veces con el aliento del turpial, alcanzando diversas perspectivas, otras con el zumbido y la sagacidad de la avispa que sobrevuela el mapa de la violencia y los abusos del poder, la injusta distribución de la riqueza y la búsqueda de la libertad. Como todo texto entrañable, acude a la formulación alegórica y al fondo sustancial de las actitudes humanas, con pavesas poéticas en cada una de sus páginas. En la presente propuesta de Parada, igual que todo lo vivo, se aprecian movimientos sociales y literarios, movimientos de personajes y voces que se traducen en amor por la lengua, la tradición y la memoria. Siguiendo a Rougemont, no se trata de un amor dichoso, porque “el amor dichoso no tiene historia”; sino un amor moribundo, “amenazado y condenado por la vida misma”; pero también un amor encaminado al conocimiento. De este modo, la lectura transcurre en la interrogante abierta y la acción en el mundo; pues, como se plantea en uno de los cuentos incluidos en este volumen, “saber por saber es masturbarse”. He aquí un resultado artístico digno de ocupar un lugar en las bibliotecas de los lectores asiduos; una obra que muestra el vigor de la literatura venezolana en el presente.